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Fujimori supera a Castillo sin contar el voto rural

Los votos del campo, la selva y del exterior pueden definir el balotaje presidencial del domingo en Perú, donde la derechista Keiko Fujimori supera al izquierdista Pedro Castillo, en un país devastado por la pandemia, en recesión y bajo incertidumbre política.

El conteo oficial lo encabeza Fujimori con 50,5% de votos, seguido de Castillo con 49,49%, según reporte de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), con el 88,8% de las mesas de sufragio escrutadas a las 5:00 am locales del lunes, señaló AFP.

Horas antes, el primer escrutinio oficial del 42% de las mesas provocó estallidos de júbilo en distritos acomodados de Lima, como Miraflores, donde la gente salió a las ventanas de sus viviendas a celebrar la victoria parcial de Fujimori (en ese momento por casi seis puntos).

Gritos de “¡Viva el Perú!”, “¡Ganó Keiko!”, resonaron desde edificios en medio de calles desiertas por el toque de queda nocturno vigente por la pandemia.

Los primeros resultados inyectaron ánimo a quienes temen ver a su país “caer en el comunismo” si Castillo es presidente.

Unas horas antes, un sondeo a boca de urna de la firma Ipsos había dado ventaja a Fujimori de 50,3% sobre el 49,7% de su rival, pero después un conteo rápido de votos de la misma encuestadora arrojó un resultado inverso, con 50,2% para el maestro de escuela rural y 49,8% para la hija del encarcelado expresidente Alberto Fujimori.

El conteo rápido, que tiene un margen de error de 1%, “nunca se ha equivocado” en las elecciones presidenciales peruanas, destacó Fernando Tuesta, exjefe de la ONPE.

“Lo más cercano al resultado final es el [conteo rápido] de Ipsos”, remarcó Tuesta a través de Twitter.

La ONPE siempre entrega en sus primeros reportes resultados de zonas urbanas y el porcentaje faltante, que demora en ser escrutado, proviene de zonas rurales, selváticas y del extranjero.

Si no hay contratiempos este lunes los resultados pueden alcanzar niveles irreversible, pero no se descartan impugnaciones de votos, lo que retrasaría la definición en caso de una estrecha diferencia.

ANTE TODO CALMA

Castillo, de 51 años, reaccionó con calma al escrutinio parcial y desde su natal Cajamarca (norte) advirtió: aún “falta que se cuenten nuestros votos, de la zona rural”.

Fujimori, de 46, no se pronunció sobre las primeras cifras oficiales, que recibió con su familia en su hogar en Lima. Poco antes había comentado que los resultados de boca de urna debían ser tomados con “prudencia” porque el margen de diferencia era “pequeño”.

“Aquí no hay un ganador o perdedor, aquí lo que se tiene que buscar finalmente es la unidad de todos los peruanos”, agregó con gesto adusto.

Una misión de observación electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA) está en Perú vigilando los comicios, al mando de Rubén Ramírez, excanciller de Paraguay, y ha respaldado hasta ahora la labor de las autoridades electorales peruanas.

¿UNA MUJER O UN POBRE?

Keiko Fujimori puede acabar siendo la primera presidenta de Perú, meta para la que ha trabajado 15 años desde que asumió la tarea de reconstruir casi desde las cenizas el movimiento político derechista fundado por su padre en 1990.

Pero perder el balotaje no solo le implicaría su tercera derrota en las urnas, sino que tendrá que ir a juicio con riesgo de terminar en la cárcel.

Fujimori está bajo la lupa de la Fiscalía por el caso de los aportes ilegales del gigante brasileño de la construcción Odebrecht, un escándalo que salpicó además a cuatro expresidentes peruanos. Ya estuvo 16 meses en prisión preventiva por esta causa.

Casada y con dos hijas, si ella gana marcaría un precedente al ser la primera mujer en las Américas en llegar al poder siguiendo las huellas de su padre.

En la otra mano está Castillo, que salió del anonimato hace cuatro años al liderar una huelga del magisterio y que, de vencer, sería el primer mandatario peruano sin lazos con las élites política, económica y cultural.

Castillo “sería el primer presidente pobre del Perú”, definió el analista Hugo Otero.

EN CUIDADOS INTENSIVOS

El nuevo presidente tomará el 28 de julio las riendas de un país en crisis, que ha tenido cuatro mandatarios desde 2018, que registra la mayor tasa de mortalidad del mundo por la pandemia, con más de 185.000 muertos en una población de 33 millones de habitantes.

La crisis sanitaria obligó el año pasado a semiparalizar la economía por más de 100 días, lo que acarreó una recesión y una caída del PIB de 11,12% en 2020.

“TODAVÍA FALTAN NUESTROS VOTOS”

Desafiando el toque de queda y la ley seca, centenares de campesinos bailaron la madrugada del lunes en Cajamarca, reducto de Castillo en el norte de Perú, esperanzados de que remonte en el escrutinio del balotaje y derrote a Keiko Fujimori.

En el pueblo de Tacabamba, donde Castillo recibió los primeros resultados de la decisiva votación del domingo, se congregaron al anochecer campesinos de varias localidades ante un escenario con telas blanco y rojo, colores de la bandera peruana, al ritmo de una orquesta de música andina.

“Vamos con fe, Pedro presidente”, coreaba Doraliza Herrera, de 25 años.

En el escenario colgaba un gran retrato del candidato izquierdista con la frase “No más pobres en un país rico”, su lema en esta polarizada campaña contra la derechista Fujimori.

Nadie en Tacabamba prestó atención a la recomendación de mantener el distanciamiento por la pandemia, y mujeres y hombres bailaron sin parar, como suelen hacerlo en febrero en los días del carnaval.

SIN MASCARILLAS

Durante la celebración, que se prolongó por varias horas, todos olvidaron que en la región de Cajamarca existe “riesgo extremo” de contagio del covid-19, según las autoridades sanitarias.

Algunos ni siquiera portaban mascarillas, lo que es obligatorio en la vía pública en este país que tiene desde la semana la mayor tasa de mortalidad por covid-19 en el mundo, tras ajustar las cifras.

Muchos hombres y mujeres bebían cerveza, a pesar de que estaba en vigor temporalmente en el país una ley seca por los comicios.

“La voz del pueblo es la voz de Dios. La población peruana ha elegido bien”, repetía emocionado Jerson Sánchez, de 23 años.

Aunque los primeros resultados parciales del escrutinio dieron como perdedor a Castillo, los lugareños mantenían la esperanza de que la tendemcia cambie a medida que avance el conteo de votos.

“Ojalá Pedro pueda ser presidente”, dijo Adamiro Rafael afuera del local de Perú Libre, el partido de Castillo, que estaba adornado con un enorme lápiz de color amarillo, su símbolo en esta campaña.

Varios expertos y las propias autoridades electorales peruanas han dicho que los votos del campo, la selva y del exterior -que demoran en ser contabilizados- pueden definir el balotaje presidencial.

“Falta contabilizar nuestros votos”, dijo el propio Castillo tras conocer el primer informe del escrutinio.

“ES EL NUEVO PRESIDENTE”

En el primer reporte del órgano electoral, casi a la medianoche del domingo, Fujimori superaba por casi seis puntos a Castillo, pero en las primeras horas de este lunes la distancia se ha ido reduciendo.

“Nosotros estamos convencidos que Pedro Castillo es el nuevo presidente del Perú”, dijo a la AFP Sergio Sánchez, de 60 años, dirigente de las “rondas campesinas”, creadas en la década de 1970 en Cajamarca para combatir a delincuentes y abigeos.

El más prominente “rondero” de Cajamarca es el candidato de izquierda.

Siete millones, de los 33 millones de peruanos, viven en zonas rurales. Durante tres décadas, el campo era feudo electoral del fujimorismo (derecha populista), pero la situación cambió en esta campaña, en que Castillo logró cautivar al “Perú profundo”.

Varios campesinos contaron que apoyaron a Castillo porque los humildes habitantes del campo “siempre” han sido olvidados por los gobernantes de Lima.

“Hay que darle la oportunidad (a Castillo) porque a los demás ya los conocemos muchísimo tiempo”, indicó Augusto Regalado, de 35 años.