Siete candidatos y un claro favorito en las presidenciales de Irán
14
Jun
Siete candidatos, en su mayoría conservadores, se disputan la Presidencia iraní en las elecciones del próximo 18 de junio, pero entre ellos sobresale sin duda el clérigo y jefe del Poder Judicial, Ebrahim Raisí.
El inicio de la carrera electoral no estuvo exento de polémica debido a que el Consejo de Guardianes, el órgano encargado de aprobar las candidaturas, rechazó a varios aspirantes destacados de los sectores reformista y moderado, como el expresidente del Parlamento Alí Lariyaní.
Esta medida allanó el camino a Raisí, quien no tiene contrincantes de peso para hacerle sombra en estos comicios, a los que no puede presentarse de nuevo el actual presidente, Hasan Rohaní, al haber agotado dos mandatos consecutivos.
Por ello, se espera su victoria salvo que haya sorpresas de última hora, que son, no obstante, habituales en las presidenciales de Irán. De hecho, Lariyaní se quejó hace dos días de su descalificación, pero el Consejo de Guardianes no le ofreció una aclaración.
EL FAVORITO
El principal candidato y favorito del sistema es un clérigo ultraconservador, aunque concurre a los comicios como «independiente», que ya intentó llegar a la Presidencia en las elecciones de 2017, en las que venció Rohaní.
Raisí quedó en segunda posición con un 38,5 % de los votos y dos años después, en 2019, fue nombrado jefe del Poder Judicial por el líder supremo de Irán, Alí Jameneí, a quien muchos analistas opinan que podría suceder en un futuro.
Con anterioridad, fue administrador fiduciario de la importante fundación Astan Quds Razavi, que gestiona el mausoleo del imán chií Reza en Mashad, ciudad en la que nació en 1960 en el seno de una familia religiosa.
Durante la campaña electoral, ha abogado por «un Irán fuerte» y por «una gestión eficiente» de los recursos y capacidades internas para lograr «un auge de la producción».
También ha prometido luchar contra la corrupción y apoyar a los jóvenes para mejorar su situación económica con medidas como la construcción de cuatro millones de viviendas, con las que pretende disminuir los altos precios.
Es el candidato que más mítines electorales ha realizado, aunque han sido muy limitados debido a las restricciones por la covid-19, y su imagen está más presente en los carteles de propaganda diseminados por Teherán.