Deportes

El nadador Alberto Mestre no pudo clasificar a la final de los 100 metros libre en Tokio

  • El venezolano finalizó cuarto en su serie con un tiempo de 49.44 segundos

El nadador venezolano Alberto Mestre jr no pudo clasificar a la final de los 100 metros libre en el Centro Acuático de Tokio, tras finalizar cuarto en su serie con un tiempo de 49.44 segundos

Su serie fue dominada por el croata Nikola Miljenic (49.25 segs), seguido del egipcio Ali Khalafalla (49.31) y el arubano Mikel Schreuders (49.31).

Entretanto, el estadounidense Caeleb Dressel y el australiano Kyle Chalmers empezaron este martes sin grandes sobresaltos su particular duelo por el oro olímpico en los 100 metros estilo libre, la prueba reina de la natación, donde el más rápido de las series fue el italiano Thomas Ceccon, reseñó AFP.

Dressel (24 años), vigente doble campeón mundial de la distancia, consiguió el segundo mejor crono (47.73) de las series, muy cerca del joven Ceccon (47.71), mientras que el vigente campeón olímpico Chalmers terminó su ida y vuelta en 47.77.

“Mis primeras carreras son a menudo un poco difíciles, así que estoy contento con avanzar en esta competición”, reconoció Dressel, quien ya fue campeón el lunes con el relevo 4×100 metros de Estados Unidos y que aspira además a los títulos en 50 y 100 metros libre, en 100 mariposa y en los relevos 4×100 estilos.

Chalmers, por su parte, se mostró tranquilo tras superar las series sin contratiempos y afirmó que el objetivo era también “conservar toda la energía posible” para este miércoles, para la semifinal de los 100 metros y luego la final del 4×200.

Tanto Dressel como Chalmers saben que pueden nadar más rápido. El primero bajó de los 47 segundos (46.96 en 2019) y el australiano paró el crono en 47.08 ese mismo año.

Dressel, apenas sexto en los Juegos de Rio-2016 en los 100 metros, arrasó en los Mundiales de 2017 y 2019, con trece coronas mundiales. Chalmers ha vivido un ciclo olímpico perturbado por tres operaciones cardíacas para tratar una arritmia, a lo que se añadió una operación en el hombro a finales de 2020.

LA NUEVA OLA

En la sesión matinal, la piscina del Centro Acuático de Tokio se vio sacudida por la nueva ola de la natación mundial con los títulos de la estadounidense Lydia Jacoby (17 años), de la australiana Kaylee McKeown (20 años) y del británico Tom Dean (21 años). Para los tres, Tokio es su debut olímpico.

Como el británico Adam Peaty sí había podido conseguir la víspera en los 100 metros braza, los estadounidenses Ryan Murphy (100 m espalda) y Lilly King (100 m braza), ambos plusmarquistas mundiales, aspiraban a revalidar su corona olímpica.

Pero no fue así y los dos terminaron con el bronce.

Murphy fue el primero en ceder, superado por los rusos Evgeny Rylov y Kliment Kolesnikov, que compiten bajo bandera neutral por las sanciones que pesan sobre Rusia por sus escándalos de dopaje. Por eso no sonó el himno ruso sino una pieza del compositor Chaikovski.

En el caso de Lilly King, invicta desde 2015 en los 100 m braza en las grandes competiciones, el pulso lo perdió ante Lydia Jacoby (17 años), primera nadadora procedente de Alaska que se clasificó para los Juegos.

“Fue algo loco. Nadaba claramente por una medalla, sabía que la tenía dentro de mí, pero no esperaba el oro”, explicó la adolescente.

EL ORO TRAS EL COVID

En la primera final del martes, la de 200 metros estilo libre, el británico Tom Dean (21 años) se quedó con el oro y relegó a su compatriota y amigo Duncan Scott (24 años) a la plata. Tras su victoria explicó sus problemas en los últimos meses con el Covid-19.

“Contraje el Covid-19 dos veces en los doce últimos meses. Es algo rarísimo. Cuando estaba aislado en mi apartamento, el oro olímpico me parecía a años luz, pero aquí estamos”, contó el joven nadador.

En esta final de los 200 metros libre llegó la primera medalla latinoamericana en la natación de Tokio-2020, el bronce del brasileño Fernando Scheffer.

En los 100 metros espalda femeninos, la australiana Kaylee McKeown fue la vencedora y explicó que con ello cumplía el sueño de su padre Sholto, quien falleció de un tumor cerebral en agosto de 2020 y por el que se tatuó en el pie el mensaje “Siempre estaré contigo”.