Sucesos

La extorsión. Una ola que golpea a comerciantes y empresarios

En medio de la oscura noche, un hombre camina hasta un local comercial con una botella en sus manos y comienza a vaciar el contenido contra la fachada del comercio, se aleja unos pasos y provoca un incendio. El fuego arde y luego el hombre dispara contra la fachada, mientras una voz en off, advierte que “ahora trabajarán así, no dejaremos que quienes no paguen se salgan con la suya”.

En otro video un hombre, se baja de una moto y lanza algo a una panadería. A los pocos segundos una explosión destroza todo, era una granada. Estos son dos casos de ataques contra comercios víctimas de la ola de atentados desatada en varias ciudades del occidente del país.

Los ataques, que han dejado heridos, muertos y cuantiosos daños materiales, están directamente relacionados con bandas dedicadas a la extorsión que operan en Zulia, Falcón, Lara, Carabobo, Aragua, Guárico, Apure y Barinas, aunque también lo hacen en el oriente del país y por supuesto en la capital de la república.

Muchos de los ataques fueron grabados y publicados en las redes sociales, lo que multiplica el efecto intimidador de los atentados.

En todo el país
Las organizaciones criminales, valiéndose de la escasa fuerza policial que hay en el interior, siembran el terror entre empresarios y comerciantes. Abundan los videos de ataques contra comercios que no pagan, tirotean las fachadas, les lanzan granadas o los incendian.

Lo grave es que empresarios y comerciantes terminan cediendo, otros cerrando sus puertas y huyendo del país.

En el Zulia las bandas de “Yeico Masacre”, “Adriancito”, “El Cagón” o como lo llaman ahora “El Patrón” y muchas más tienen en la extorsión su principal fuente de ingresos”, asegura Luis Izquiel, criminólogo y docente.

En Lara opera la banda de “El Santanita, en Carabobo, Aragua y en los estados llaneros están azotados por el Tren de Aragua que no tiene problemas en destruir empresas, recordemos lo ocurrido con la fábrica de galletas María Puig, incendiada por incumplimiento del “pago de una extorsión”.

“En Guárico y Apure el Tren del Llano tiene azotados a los productores agropecuarios, y como si la delincuencia común no fuese un problema grave, en Apure, Táchira y Zulia, la guerrilla entra en este drama, tenemos al ELN y las disidencias de las FARC extorsionando impunemente en nuestro territorio, sin respuestas ni pronunciamientos por parte de las autoridades”, acota Izquiel.

La mutación de las bandas
El abogado Mario Mármol García, criminalista y consultor en protección ejecutiva y riesgos especiales, destaca que en vista del incremento de los casos de extorsión, en el año 2009 fue redactada la Ley Contra la Extorsión y el Secuestro, pero “que exista una ley no quiere decir que ha sido erradicado”.

El problema es que el delito evoluciona de acuerdo a lo que enfrenta, “la extorsión es ejemplo de esa evolución. Hubo una época en que el secuestro exprés era el delito por excelencia, pero con la crisis y la represión las bandas adoptaron la extorsión como medio de obtener dinero”, explicó.

Además, hay que tomar en cuenta que los delincuentes no se dedican a un área específica, secuestran, trafican drogas, roban carros, extorsionan, cometen sicariato, “cualquier actividad que les dé ganancias será realizada”, señaló.

Durante varios años la mayoría de los casos de extorsión que había en Caracas provenían de las cárceles, mientras que en el interior del país la situación fue distinta, la extorsión venía de bandas que estaban en las calles”, añade Izquiel, quien no duda en asegurar que “la extorsión es el delito de mayor crecimiento en Venezuela”.

Las cárceles, epicentro del psicoterror
Como se dijo anteriormente, gran parte de las extorsiones provenían de las cárceles, en respuesta a ello, “la anterior Asamblea Nacional aprobó la Ley que regula las llamadas telefónicas y la Internet en las cárceles, ley que nunca se ha cumplido, quizá porque fue aprobada por una AN dominada por la oposición. Uno de los efectos de su no aplicación es que las cárceles continúan convertidas en los principales centros de extorsión”, acusa Izquiel.

Mármol García explica el modus operandi: “En las cárceles seleccionan las víctimas por anuncios comerciales, publicaciones en redes sociales, delación de conocidos, empleados, enemigos, o por cualquier otro mecanismo. Luego las llaman y amenazan, les dan datos que fueron publicados por las mismas víctimas en sus redes sociales y comienza el psicoterror que las doblegará”.

Un delito fácil de cometer
Uno de los grandes problemas con la extorsión es que no se denuncia. El miedo hace que no se diga lo que está pasando y el delincuente termina protegido por las cifras negras.

“Además, es un delito fácil de cometer, solo hay que sembrar el miedo en la víctima para hacerla pagar. En realidad no hace falta una banda para poner la bola a andar, lo único que hace falta es información, conocemos casos de familiares, vecinos, empleados o socios implicados en casos de extorsión”, señala Mármol García.

“Pero que sea fácil de cometer, no quiere decir que sea seguro. Es muy factible que la víctima denuncie y las unidades élites del Cicpc o del Conas, identifiquen a los delincuentes y los detengan”, acota Mármol García.

Policías y fiscales corruptos
“La extorsión funciona porque opera a través del terror, miedo a la muerte, a ataques contra familiares o sus propiedades y también a las amenazas de la autoridad”, subraya Mármol García.

La gente teme parar en la cárcel, y muchos extorsionadores no son delincuentes, sino militares, policías y fiscales que utilizan su autoridad para lucrarse., acota.

Esta situación llega al extremo que para el año 2019 el fiscal general de la República, Tarek William Saab, señaló que cerca del 10% de los casos de extorsión y secuestro manejados por su despacho implicaban a oficiales de la ley.

Durante sus dos primeros años en el cargo “el Ministerio Público investigó casi 5.200 casos de extorsión y secuestro, en ellos hubo 559 agentes de seguridad investigados y 339 imputados”, dijo Saab en esa oportunidad.