Realidad en 2022: Primera comunidad de casas impresas en 3D del mundo
01
Jun
La primera comunidad de viviendas impresas en 3D de todo el mundo será una realidad en California (EE.UU.) a partir de mediados de 2022 de la mano de la empresa tecnológica Mighty Buildings, pionera en este tipo de construcción.
Un total de 15 casas ecológicas formarán este vecindario «único» en Rancho Mirage, una ciudad en el valle de Coachella, a unos 200 kilómetros al oeste de Los Ángeles, explica en una entrevista con Efe el consejero delegado y uno de los fundadores de Mighty Buildings, Slava Solonitsyn.
«La sostenibilidad de este proyecto es muy importante: usando la impresión 3D eliminamos muchísimos residuos de la construcción y estamos comprometidos con la energía neta cero», asegura Solonitsyn, quien creó esta compañía en un garaje de California en agosto de 2017 con tres socios más.
OBJETIVO: ENERGÍA NETA CERO
El término «energía neta cero» en el sector de la construcción significa que el edificio genera anualmente la misma cantidad de energía que la que consume, reduciendo así su huella medioambiental.
Este objetivo se alcanzará aminorando el consumo de energía de los propios edificios, mediante medidas de eficiencia en la iluminación, electrodomésticos inteligentes y aislamiento.
Además, de acuerdo con datos de la empresa, su proceso de producción es «casi nulo», lo que evita entre 1.100 y 2.000 kilogramos de emisiones de CO2 por hogar impreso en 3D.
UNA GRAN OPORTUNIDAD
Con estas proyecciones en mano, el proyecto de esta comunidad ecológica y en 3D representa una «gran oportunidad» para la empresa, en particular, y para el mundo de la construcción, en general, según Solonitsyn, por su capacidad de cambiar el paradigma de las edificaciones a escala global.
Con el plan en Rancho Mirage, Solonitsyn quiere «demostrar» al mundo que sus equipos de impresión pueden construir domicilios «seguros y de confianza» a gran escala en su planta de producción robotizada, que tiene el 80 % de los procesos automatizados.
En ese lugar se imprimen una por una las partes de cada casa, que luego son ensambladas sobre el terreno, reduciendo los costos «blandos» de la construcción, es decir, los que no están relacionados con la mano de obra, y horas de trabajo en el sitio.